¿Qué
significa para nosotros este sufrimiento, “leve y momentáneo”, en el decir de
Pablo, cuando pensamos en ese “cada vez más excelente y eterno peso de gloria
que produce en nosotros?”. Hay en estas palabras del apóstol un algo
imponderable. Algo que nosotros jamás podremos valorizar. Bástenos saber que
solo aquellos que han sufrido en la vida son los que pueden hablar a otros de
esa experiencia inigualable de la cercanía con Dios. Esta es la cima de toda búsqueda
espiritual. No se llega a ella por el camino fácil de la comodidad. Se necesita
luchar y sufrir mucho en la vida. No saben nada de esto aquellos cuya vida ha
sido un placentero discurrir, un
recibirlo todo a pedir de boca. Las grandes lecciones se aprenden en la escuela
del sufrimiento.
Había
una vez una joven dotada de una bellísima voz. Fue llevada donde un célebre profesor para que este le diera la educación
necesaria. Ella sonaba con hacerse cantante favorita de todos los públicos. Pero
sucedió que al cabo de unos cuantos meses el profesor la envió otra a su casa. Los
padres vinieron donde el deseoso de saber lo que sucedía con su hija. -¿es que
carece de las cualidades necesarias para hacer de ella una gran cantante? -, le
preguntaron. El profesor les respondió de esta manera – vuestra hija posee una lindísima
voz, una presencia muy atractiva y todavía podría señalar otras cualidades más.
Sin embargo, le falta solo una cosa -. Los padres le preguntaron qué era aquella
cosa que le faltaba. Él les dijo: - tan solo le falta haber sufrido un poco en
la vida. Ha sido una muchacha mimada.
El
día cuando pose por la experiencia de un gran sufrimiento su voz adquirirá una
cualidad única, un matiz incomparable. Las multitudes correrán a escucharla, y
si fuere necesario, caerán de rodillas antes sus plantas-.
Si
entre los humanos hay tantas vidas superficiales se debe a que no saben lo que
es sufrir. El sufrimiento le da a la vida una fortaleza, una hondura, una nueva
dimensión. ¡Cuántas falta le está haciendo a muchos! Son demasiados
blandengues. Tan solo porque no han sufrido. No puede valorar la paz, si nunca
ha estado en guerra. No puede valorar la familia, si nunca la ha tenido. Cuando
la vida está en juego te das cuenta cuanto tiempo ha perdido en vanidades y cosas que no tienen importancia. Cuando estas
enfermo valora tener salud.
Oración: Señor, no te pedimos una vida fácil y cómoda. No te
suplicamos que nos conduzca por un camino de rosa. Si para nuestro fortalecimiento
espiritual, si para una más íntima cercanía contigo, es necesario un poco de
sufrimiento, humildemente te pedimos: - hágase, Señor, Tu voluntad -. Sabemos por
experiencia que con cada sufrimiento Tu nos envía una porción de tu divina
gracia. La suficiente para poder sobrellevarlo. Nada más necesitamos, Señor. Amen.
“Luces Encendidas”
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